miércoles, 11 de enero de 2012

Intersecciones (III)


Amenazas

Había decidido formar un gabinete de crisis por primera vez en dos años. Mientras esperaba que los burócratas a su servicio fueran comunicando a los miembros del comité y los llevaran a la sala de reunión tenía tiempo de intentar planificar en la medida de lo posible el desarrollo de la misma.
Estaba sentado en el sillón de su despacho, Para los standards de cualquier país, incluidas las repúblicas bananeras, el salón presidencial podría pasar por una vulgar oficina del director de alguna anónima sucursal de una empresa de poca monta. Pero para ser plastic city era todo un lujo. Eso sí, en una cosa aventajaban a la mayoría, sino a todos, sus equivalentes en los países situados en tierra, la tecnología. Plastic city era un alarde de ingeniería, y eso se reflejaba en sus líderes y en los hábitos de sus líderes. La mayoría de ellos tenían titulaciones universitarias relacionadas con la ciencia o la ingeniería, y su lugar de trabajo lo reflejaba. Volvió a mirar en el portátil el vídeo del ataque del gigante marino a los tiburones. Había sido retransmitido poco antes de perder todo contacto con el spin glass.


Levantó la vista de la pantalla y su mirada fue a parar a la pared de enfrente dónde se veía el logo de plastic city. Era una imagen que había llegado a ser famosa desde bastante antes de que la idea de crear la ciudad se pasara por la mente de fundadores de la misma. Se trataba de una tortuga que, siendo una cría, había visto como una correa de plástico se cerraba en torno al centro de su caparazón. Al principio había sido algo bastante inocuo. El problema vino con el paso del tiempo, según el animal crecía. Tal vez lo normal hubiera sido que el proceso de crecimiento hubiera ejercido una presión suficiente para romper el plástico. Pero no había sido así. Por el contrario, la pobre tortuga había sufrido un proceso de crecimiento en torno a la correa que lo apresaba. Se había convertido en un animal con un tamaño adulto en los extremos, pero su centro había quedado estrangulado por la correa. El logo consistía en la silueta de la desdichada tortuga con una cruz de prohibido encima. Era un logo muy representativo de lo que había motivado la construcción del país, el propósito de enmendar el daño que los desechos de la industria estaban provocando en el mar. Cuando se había descubierto por primera vez el inmenso vertedero dónde ahora vivía poca gente consciente del enorme daño que los plásticos causaban a la naturaleza Los plásticos eran 100% no biodegradables. Eso significaba que una vez lanzados fuera de lo hábitats humanos pasaban a la naturaleza tal cuál, sin nada que los eliminara. En tierra eran un problema. En el mar eran un desastre. La mayoría permanecían flotando bien en la superficie, bien unos pocos metros por debajo de la misma. La acción de las olas, el sol y el viento tendían irlo rompiendo en trozos cada vez más pequeños. Esos trozos provenían de objetos totalmente cotidianos, botellas, muñecas de niñas pequeñas, bolsas de plástico, etc. Eran plásticos de diversas formas, tamaños y colores. Y al romperse daban lugar a fragmentos igualmente variados. El problema es que las formas y colores que adoptaban ya existían en la naturaleza bajo el nombre genérico de “plancton”. El plancton era un conjunto heterogéneo de animales vivos, en particular pequeños crustáceos, huevas de peces, etc. Y formaban la base de la cadena alimenticia del mar. Peces pequeños, y no tan pequeños, aves -y también tortugas.- se alimentaban del plancton. Para esos animales era muy difícil distinguir el plancton de trozos de plástico que se parecían mucho a él. Y se lo comían. El plástico es indigeridle, y si no puede abandonar el aparato digestivo debido a su tamaño se queda ahí obstruyéndolo. Si un animal llegaba a comer demasiado plástico podía no quedar espacio para nada mas su estómago y terminaba muriendo de hambre. Incluso si eso no ocurría el animal estaba en un serio peligro. El plástico es un material en donde se fijan un amplio abanico de sustancias extremadamente tóxicas. Un animal con demasiado plástico en sus intestinos terminaría falleciendo por envenenamiento. Y por supuesto los animales simplemente podían quedar atrapados. Alguna morsa había muerto asfixiada cuando su boca se había visto atrapada en una taza. Y por supuesto estaba la famosa tortuga del logo. Mientras la contemplaba no se le pasó por alto la ironía de que el logo del país fuera una tortuga, un reptil marino, y que la mayor crisis que había afrontado en su mandato presidencial la protagonizara otro reptil marino, eso si, mucho mas grande y aterrador.


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